¡Hola a todos! Al habla una valquiria que más que valquiria es salmonete. No, en serio, me fui a la playa el sábado y me he quemado entera. Menos la cara, todo el resto del cuerpo me lo he quemado, hasta las orejas y la raya del pelo. Pero bueno, tenía ganas de ir a la playa así que... xD Hoy os traigo la reseña de un libro que me compré el sábado y leí entero ayer, ya os podéis imaginar lo mucho que me gustó. Y ahora, ¡dentro reseña!
Serie: Los héroes del Olimpo
(2/5)
Nombre: El hijo de Neptuno
Autor: Rick Riordan
Páginas: 455
Editorial: Montena
Reseña: (Sin spoilers)
Percy ya no está desaparecido.
Mientras Gea continúa despertando a sus hijos los gigantes, Percy se encuentra
defendiéndose de un montón de monstruos, entre ellos dos gorgonas, que por
mucho que las mate se niegan a permanecer muertas. Por suerte, su viaje está
tocando a su fin y alcanza su destino: el campamento Júpiter. Un campamento
para semidioses romanos, que le recuerda tremendamente a otro sitio, pero, sin
su memoria, no logra saber por qué. Sin embargo, ese es el menor de sus
problemas: tras aparecer en el campamento, les es encomendada una misión:
liberar a Tánatos, el dios de la muerte, de un gigante, para que así los
muertos continúen muertos. Acompañado de Hazel, una chica nacida 80 años antes,
y Frank, un semidiós sin poderes, tienen cuatro días para cumplir la misión, si
no quieren que todo el Campamento perezca.
Mi opinión: (Con spoilers)
La historia
La historia comienza con nuestro
adorado Percy huyendo de unas gorgonas. Este las ha matado ya en varias
ocasiones pero, lamentablemente, ellas no permanecen muertas más que unas
horas. Lo bueno es que son incapaces de matarlo. Lo malo, que está tan cansado
que en cualquier momento caerá dormido y entonces será solo cuestión de tiempo
que encuentren la forma de matarlo. Por suerte, llega justo a tiempo al lugar
al que se dirigía cuando las gorgonas lo perseguían. Allí se encuentra con una
vieja hippie que le pide ayuda para cruzar la carretera. Va totalmente en
serio, por cierto xD Una vez cruzan, se encuentran en el Campamento Júpiter,
donde la anciana hippie resulta ser Juno, y Percy muestra sus poderes,
revelándose como hijo de Neptuno. Esto es algo que da muy mal rollo a los
campistas, pues Neptuno no es el dios más querido por ellos. Además, desconfían
de él, pues algunos creen que es griego. A pesar de todo, hay un par de
campistas, a los que salvó la vida, que no lo tratan como a un paria: Hazel y
Frank. Cada uno tiene sus propios secretos y sus propios demonios, pero lo
tratan como a un amigo, y ya se sabe que Percy es extremadamente leal para con
sus amigos. Si bien Percy ha perdido totalmente la memoria y solo recuerda el
nombre de Annabeth, quiere volver con sus antiguos amigos, y salvarlo, pues lo
que Juno ha dicho no augura nada bueno. Esto no hace sino empeorar cuando les
es encomendada la misión de liberar a Tánatos, el dios de la muerte, de las
garras del gigante que le ha capturado. Después de todo, si la muerte está
encadenada, no puede hacer su trabajo, y Gea permite a los monstruos revivir
una y otra vez, acabando poco a poco con los semidioses que deben proteger al
mundo de estos. Frank, Hazel y Percy son los elegidos para emprender la
búsqueda, para la cual solo tienen cuatro días. Si para entonces no han logrado
liberar a Tánatos, el Campamento Júpiter está perdido, pues un ejército de Gea
se dirige allí para matarlos y, si los monstruos no pueden morir, la batalla
está perdida incluso antes de empezar.
El libro no comienza exactamente
donde acabó el primero, no. Comienza unos seis meses desde el final de El héroe perdido. Por su fuera poco, los
personajes no son los mismos. Si en el último libro el único personaje que
conocíamos era Annabeth, y salía de rebote, aquí el único que conocemos es
Percy y, por suerte, él sí sale más. No tanto como me habría gustado, porque me
encantaban los libros narrados únicamente por él, pero sí mucho más que en su
predecesor. Al principio, Percy está más perdido que el barco del arroz: se
había despertado, sin recuerdos, en la Casa del Lobo, y se había llevado unas
cuantas semanas con Lupa, la loba, antes de que esta juzgara que estaba
preparado y lo mandara al sur. Una vez fuera, Percy es atacado por muchos
monstruos, que no se mueren ni sin querer y, por mucha bendición de Aquiles que
tenga, el pobre está que se cae del sueño, así que es una suerte que logre
encontrar el Campamento Júpiter, aun si esto significa renunciar a la bendición
de Aquiles (como es griega, no puede pasar al Campamento y tal). Una vez
dentro, resulta que la vieja hippie es Juno, que les comunica a los campistas
que Percy es un hijo de Neptuno y lo deja allí, con ellos. En el Campamento
conoce, entre otros, a Hazel, Frank y Reyna. Los dos primeros son los guardias
a los que salva la vida cuando llega y la última es la pretora de la Duodécima
legión (¿os suena de algo todo esto?). Aunque Percy no recuerda más que a
Annabeth, no puede quitarse de la cabeza que Reyna lo conoce de algo (y lo hace, pero yo tampoco la recordaba
a ella). A pesar de que no terminan de confiar en Percy, pues lleva
armas griegas, tiene apariencia griega y lucha como un griego, lo incluyen en
la Quinta Cohorte, la maldita. Pero Percy es Percy y no tarda en demostrar lo
que vale y en decir “aquí estoy yo” (y lo queremos por ello). Después, él,
Hazel, hija de Plutón, y Frank, aún no reconocido, se embarcan en la peligrosa
misión en busca de Tánatos. Y, para añadirle emoción, la cosa tiene cuenta
atrás. Cuatro días, para ser exactos. Si no han logrado liberar a Tánatos para
entonces, el Campamento está perdido. Y los amigos de Percy, también.
“Percy se frotó los ojos. Tenía que tocarle a él estar emparentado con aquel viejo mugriento. Esperaba que todos los hijos de Neptuno no tuvieran la misma suerte. Primero, empiezas llevando un bolso para hombre, y antes de que te des cuenta, estás corriendo de aquí para allá en bata y zapatillas de conejitos rosa, persiguiendo gallinas con una desbrozadora.”
La historia de este libro ha sido
interesante. La verdad es que me ha atrapado una barbaridad, y en un día, me lo
había cargado. El Campamento Júpiter ha sido un soplo de aire fresco. No es que
no me encante el Campamento Mestizo, que lo hace, pero el Júpiter es distinto.
Se construyó a imagen y semejanza de Roma, y hay muchas diferencias con el
campamento griego. Ha sido un placer leer sobre él e ir conociéndolo, aunque se
pasa en él bastante poco tiempo pero claro, la misión tiene prioridad. La disposición
del Campamento es radicalmente a aquella a la que estamos acostumbrados y me ha
gustado ir conociéndola de primera mano. Además, hay varias subtramas que
sirven para darle más diversidad a la historia, como la vida de Hazel, o la de
Frank, pues Hazel es una hija de Plutón fallecida en 1942, pero que volvió a la
vida, y que es poseedora de un don, o, mejor, maldición, que juega un papel muy
importante. Si bien no es de mis personajes favoritos, la verdad es que le he
cogido cariño. Frank, por su parte, es un semidiós que aún no ha sido
reconocido por su padre divino aunque, la verdad, ahora que lo pienso, era
bastante obvio quién era. Partiendo de la base de que todos los que han salido
eran los siete de la profecía, tenemos hijos de Poseidón, Júpiter, Plutón,
Afrodita, Hefesto y Atenea. Lo más lógico es que el último fuera hijo de Marte,
y así es xD Algo que me pareció muy curioso es como cada dios que interviene
parece tener un interés especial en cada uno. Gea en Frank, Juno en Jason y
Percy… Ya se verá si esto continúa, pero lo cierto es que me gusta.
Los personajes principales son
Percy, Hazel y Frank. A Percy ya lo conocemos, y me alegra comprobar que sigue
en su línea. Es decidido, valiente, y se preocupa por sus amigos más que por sí
mismo. Hazel, por su parte, es una chica atrapada entre dos mundos. Nació
ochenta años antes, y murió, pero gracias a Nico volvió a la vida (sí, Nico
vuelve, y no estoy segura de si quiero darle un beso o una torta por lo que
hace xD), y ahora es incapaz de acostumbrarse del todo al mundo. Además, su
maldición le hace muy complicado tener una vida normal, porque, cada vez que se
pone nerviosa, extrae piedras preciosas del suelo, que resultan ser letales
para los que las tocan. Tiene también un oscuro secreto que le provoca mucho
dolor y que hace que se odie a sí misma y que trate de remediarlo a toda costa.
Su mejor amigo es Frank, un chico que llegó al Campamento un mes antes que
Percy, y que de golpe y porrazo se encuentra siendo reconocido por Marte, al
que no quería como padre divino (aunque era bastante evidente), ascendido a
soldado y enviado a una misión como el líder. Teniendo en cuenta lo inseguro
que es consigo mismo, al pobre le dejan un buen marrón. Por suerte, tiene con
él a Percy y a Hazel para que le apoyen y le ayuden, y para que compruebe que
no es tan inútil como él cree que es. Otro personaje que me ha gustado mucho ha
sido Ella, una arpía muy particular a la que he acabado cogiendo mucho cariño y
que espero que salga en las próximas entregas, pues creo que puede dar mucho
juego. Además, seguro que sabe un montón de cosas. Reyna, aunque al principio no me convencía, ha acabado por caerme bien, y me ha dado bastante pena. A Octavio, por otra parte, lo tiraba por un precipicio...
“–Sí, me acuerdo de mi decimosexto cumpleaños – dijo Vitelio alegremente –. ¡Un augurio maravilloso! Un pollo en mi ropa interior.
– ¿Cómo?
Vitelio se hinchó de orgullo.
– ¡Así es! Estaba en el río cambiándome de ropa para mi Liberalia. El rito de paso a la madurez, ya sabes. En aquel entonces hacíamos las cosas como es debido. Me había quitado la toga de niño y estaba lavándome para ponerme la de adulto. De repente, un pollo inmaculado salió de la nada, se metió en mi taparrabos y se marchó corriendo con él. En ese momento no lo llevaba puesto.
– Qué bien – dijo Frank –. Si me permites decirlo, me has dado más información de la que necesitaba.
– Hum – Vitelio no estaba escuchando –. Fue la señal de que descendía de Escolapio, el dios de la medicina. Me puse mi segundo apellido, Retículo, porque significaba <<prenda de ropa interior>> para acordarme del feliz día en que un pollo me robó el taparrabos.
– Así que… ¿tu nombre significa Don Calzoncillos?”
El libro se lee en un suspiro. El
estilo de Rick Riordan, fresco y directo, te engancha con muchísima rapidez y
no deja que te aburras. No pierde su sentido del humor y consigue que te rías
bastante, aunque sí que es cierto que hay momentos en los que lo que pasaba me
parecía demasiado raro e incongruente, pero bueno. Nos encontramos con nuevas
criaturas y enemigos temibles, como lo son los gigantes, hijos de Gea, la Madre
Naturaleza. Conocemos también a nuevos dioses, de lo que antes solo habíamos
oído hablar, como Iris. La verdad es que la señora está como una cabra xD Hay
varios giros interesantes que no te ves venir, como lo de Frank y, aunque tuve
que leerlo un par de veces, terminó por gustarme cómo lo resolvían. Ah, y debo
hacer mención a la portada, que refleja a la perfección el libro. La cara de
Percy no me convence, pero la portada en sí me encanta.
El final te deja con ganas de
más, sin duda, pues tenemos a los griegos a las puertas, montados en un buque
de guerra, y únicamente la palabra de Percy de que no van a atacarles. Y, a
pesar de todo lo ocurrido, no es algo que los romanos estén dispuestos a
aceptar tan a la ligera… Sin duda, hay muchas cosas que tienen que ocurrir en
el tercer libro, que estoy deseando leer.
En definitiva, El hijo de Neptuno es un libro que me ha
gustado mucho y, si bien los personajes (salvo Percy), no han terminado de
enamorarme, en general es una historia que he disfrutado y que estoy deseando
continuar.
Los personajes
Como ya conocemos a Percy, no voy
a hablar sobre él. Hazel
Levesque, hija de Plutón, es una chica de trece años que llevaba ochenta
muerta, hasta que con ayuda de Nico, vuelve a la vida. Tiene varios secretos,
que se esfuerza al máximo por ocultar, pues teme lo que ocurriría si alguien se
enterara de lo que ella puede hacer. O de lo que hizo. Es una chica valiente y
leal, aunque su pasado la lastra durante buena parte de la historia y le impide
avanzar. Una vez lo supera, se vuelve más decidida, y una verdadera luchadora.
Frank
Zhang, un chico de dieciséis años que no había sido reconocido.
Supuestamente, debería tener grandes habilidades, si hace caso a su abuela,
pero él lo duda enormemente, pues es incapaz de hacer nada bien, y siente que
es un verdadero inútil. Es muy inseguro pero, conforme pasan las páginas, va
volviéndose más confiado, aunque con muchísima lentitud, eso sí. Tarda mucho
tiempo en confiar en sí mismo pero, cuando lo hace, el cambio es abismal.
Lo mejor
La vuelta de Percy, sin duda xD
La historia también está muy bien y el final te deja con ganas de más.
Lo peor
Aunque no son malos personajes,
me ha costado más empatizar con Frank y Hazel que con Percy y Leo, por ejemplo.